lunes, 8 de octubre de 2012

Play it, Sam!


Play it, Sam!... 


En vista de que mi Cometa Halley sigue en su empeño de acrecentar mi bipolaridad; he decidido desterrarle al rincón del desprecio bloguero y hablaros esta semana de las historias de amor de película…

Todas hemos tenido aventuras que, por efímeras, se convierten en ¡perfectas! Comienzan de forma más que inesperada, el momento está cósmicamente elegido; nada hay que puedas hacer para evitarlo, ni siquiera que tengas novio, una Gripe A o que pase el mismísimo Huracán Katrina… 


Y en un Starbucks, el último día del verano, forastera en la ciudad me dispongo a encender mi portátil,  para – bajo la inspiración del café caliente–  escribir mi primer post en un blog propio de Sarah Jessica. En un alarde de seguridad en mí misma, escribo rápido, sin pensar demasiado, el título: “Cámaras, luces… ¡ACCIÓN!”. Levanto la mirada hacia la plaza, satisfecha. Mi htc empieza a tocar Let’s dance de Chris Montez que tanto me gusta… no lo cojo, quiero escuchar la canción entera, y hoy no me lían, no hay pasta para salir, y menos ganas.  




Whatsaap. Llamada. Whatsaap. Llamada, llamada…
Y tal y como os avanzaba, da igual los obstáculos que le pongas a tu destino. Y la noche de pijama y yogurt, fue de cama tailandesa y gin-tonics. 

Todo se pintaba mas negro que los angelitos de Machine, en una encerrona de mi amiga Paola para hacerle la cobertura, tres chicos; no me gustan… ninguno! 
                                Me iría corriendo
Van de Hippies (recalco: van), se declaran agnósticos, de izquierdas, antitaurinos… 
Sor María me describió al demonio de forma parecida.
                                      ¡Danger!
El de Paola, un abogado y un director de cine. El último me mira como la “opusina” del cole de pago. Lo sé y me divierte.
                        A lo mejor me quedo un rato
Le escandalizo y vacilo. Es listo, me las devuelve a voz de pronto.
                            – Me encanta este tío!
Ya no importa quien haya, ya solo estamos el cineasta y su musa, ya no hay gravedad, ni tiempo, ni debate. 


Y es que en el momento en que escribí el título de mi primera publicación, algún guionista ya tenía en mente que yo iba a darle a mi verano el final de cine que se merecía. Nunca sería mi novio, y nunca será mi amigo. Sólo vale para una aventura. Y esas aventuras, locas e irracionales nos enseñan seguramente mucho más que una relación de años, puesto que son personas de otra galaxia paralela a la tuya.

getty images 

Y lo bonito de estos romances, de besos y piscina a la luz de una luna urbana y conversaciones hasta el amanecer, no es otra cosa que, acaban al mes, a la semana o a la salida del sol. Después de unos besos apasionados, unas carcajadas, alguna que otra historia que contar a tus nietos y un croissant a la plancha. Y así debe ser. Generalmente la vida te regala la separación de forma involuntaria… pero sino, recomiendo que no se de el nombre completo, ni el Facebook, y mucho menos el ¡número de teléfono!

¡Protejamos el recuerdo!



Olivia















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