Repetir no puntúa…
Ya
me lo decía mi amigo Manolo, en sus épocas de águila de bar: “Repetir
no puntúa”. Porque cuando ya has probado a una niña, volverla a conseguir es
bastante más fácil. Aun no tengo claro, si es porque “dónde hubo fuego, cenizas quedan”, o sin embargo será porque si no
hubo una ruptura traumática te quedaste con ganas de más…
Lo
que sí tengo comprobado es que eso de que las chicas elegimos… es una verdad a
medias. Más bien, de los que nos vienen, elegimos… y suele pasar que: “el que viene no conviene, y el que
conviene, no viene”. Pero como hay que “elegir”, ¡se elige! Y los hombres, vagos por
defecto, cuando se encuentran en una sequía emocional tiran de la “chorbi-agenda”
y se vuelven a interesar por las antiguas conquistas, para darse una alegría
“pa’l” cuerpo– sobre todo si no te han catado en la cama. No hay imán más
poderoso– o porque con los años se han dado cuenta de los errores que
cometieron en el pasado y ahora, de repente, ven en ti a “la madre de sus
hijos” –seamos realistas, eso es más improbable–.
Y
cuando vuelven a ti, te da una satisfacción casi irracional, porque creemos que
esta vez, vamos a tener nosotras la sartén por el mango, vamos a ser la femme fatale que siempre soñamos ser.
Lo
siento Hombreras; esto no va a
ocurrir. Lo sabes, lo se…y lo peor de todo: ¡él también lo sabe!.
A mí, mi primer amor ya me ha dejado dos veces…y, creo que va a por ¡la tercera!. Ya está acercándose de la manera más inocente y
cándida…
…más
premeditada y caprichosa!
Y yo, Olivia… ¿caeré en sus redes? Por
desgracia, todo depende de lo que se esfuerce mi Don Juan de barrio por
mantenerme a su lado, porque la subasta ha empezado y, no olvidemos que la
sabia filosofía masculina dice que repetir, no puntúa.
Olivia
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